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  • Foto del escritorAgustín Méndez Ferrín

¿Qué te lleva a escribir?


Hay muchas razones por las cuales la gente escribe. Para algunos, es la manera que tienen de dar forma a sus sentimientos y emociones. Muchos, sienten una gran pasión e interés por la capacidad y la simpleza que tienen un par de símbolos para transmitir mil abstracciones diferentes. Me gusta concebir al ser humano como un mar de emociones que erosiona y da forma a la tierra que lo contiene, y tanto la escritura como la lectura enriquece y embravece ese mar. Es una pregunta subjetiva, personal, y no hay una verdad absoluta. Si la hubiese, el mundo de los libros no sería un lugar tan mágico como lo es.

Muchas veces, aspirantes a escritores abandonan sus sueños porque creen que sus historias no van a resaltar entre los tantos que hay en la actualidad. Sin embargo, la esencia de una buena historia está, justamente, en no pensar que va a resaltar. Escribir para uno mismo es la mejor manera de lograr una expresión sincera y con potencial de llegar a otras personas con estructuras mentales similares a la tuya. Sin embargo, es entendible la dificultad de no pensar en cómo lo van a ver los demás, ya que vivimos en la época de la cultura promocional (Wernick, 1991), donde cualquier discurso cultural se forma pensando en como promocionarse en el mercado donde se inserta. Es cuestión de levantarse inspirado, olvidarse de que existe el mundo exterior y convertirse en una abstracción de emociones y creatividad.


¿Quieres escribir como tu autor favorito, pero no sientes la necesidad de hacerlo?


Otros que les interesa la escritura y les gustaría intentarla, simplemente no sienten la necesidad de escribir, y por ende se limitan a leer. Cuando era más pequeño, quizás por falta de vocabulario o porque tenía que pensar mas a la hora de expresarme, sufría de este problema. Y no sólo con la escritura, si no que me ha pasado (y me pasa) con muchas otras actividades. Se lo que se siente perderse la oportunidad de hacer algo que te interesa, simplemente porque no encuentras una razón para hacerlo. Y, en el mundo literario, tener una razón detrás de tus obras es el requerimiento principal para darles sustento y cuerpo.

Por eso, quiero compartir un escrito que hice, que tal vez te ayude a encontrar la razón para sentarse y escribir:



¿Por qué escribo?


Todas las personas tienen algo que las hace ser. Algunos el deporte, otros el trabajo, otros la pintura. Yo no sé qué es lo que me hace ser, pero se qué es lo que me hace sentir. Reflexionar sobre lo que pasa a mi alrededor, buscar respuestas a preguntas imposibles, o que nadie pensaría en hacerlas. Investigar y formarme en las cosas que captan mi interés, y aplicar esa formación a cuestiones prácticas.


Todas estas acciones activan en mi inconsciente una necesidad imperiosa de expresarme, desnudarme frente a la mirada crítica de mi yo futuro y de las personas que estimo. Es por esto por lo que yo escribo. Para criticarme, y que me critiquen. Solo con la crítica honesta uno puede adquirir conciencia sobre lo que falla en su lógica subjetiva y así progresar y mejorar. El conformista se queda en la simpleza y se pierde de las maravillas del entendimiento.


Contar una historia es una muy buena manera de expresarse. Una exposición, a menos que al potencial lector le interese el tema, aburre. En cambio, una buena historia tiene la capacidad de cautivar y de impresionar a la gente, con la finalidad última de transmitir una emoción. Y para lograrla, se necesita de la creatividad, cualidad indispensable para comunicarse en un mundo cada vez más impresionista y sensorial. Para contarle una idea a alguien, en la actualidad, se necesita seducir a la persona para que la escuche y transmitir una emoción para que la entienda.


Al escribir, lo hago utilizando esta cualidad creativa, con la misma finalidad de auto crítica y progreso. Me gusta expresar mi reflexión, sentirla y criticarla. Y lo hago utilizando la creatividad, para generar una emoción y poder transmitirla exitósamente. Mis cuentos tienen la misma finalidad que una canción (que en ocasiones compongo), así como la de un ensayo (que en ocasiones escribo). Argumentar mi punto de vista y mi reflexión, pero a través de la conexión emocional con el lector, expresándome con creatividad. Esto es para luego criticar dicha argumentación y dicho punto de vista y así poder progresar y mejorar como ser humano.


Nunca voy a saber qué es lo que me hace ser. Todo lo que hago, lo someto a un cuestionamiento escéptico, por lo que nunca voy a estar conforme. Lo único que puedo aportar en la búsqueda de lo que me hace ser es hipotetizar. Quizás, lo que me hace ser es criticar a lo que me hace sentir.


Por eso, invito al lector que sienta que no sabe su propósito, que se siente perdido o que simplemente no pensó mucho en lo que planteo, a que reflexione en cómo se percibe a sí mismo. Que tenga una mirada constructiva y progresiva sobre su vida, lo que siente y lo que hace. Tal vez encuentre el mismo placer que yo en la introspección.



Si les ha ayudado, les pareció interesante o les ha inspirado para escribir o leer, me encantaría que me lo hagan saber.


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